Erosión y Soledad

La moderna Ciudad de San Juan esconde estructuras de adobe “arruinadas”. Las escasas lluvias de la región han lamido por ochenta años los muros de viviendas que sobrevivieron el terremoto. El sol resecó la madera y descascaró la pintura las puertas y las ventanas. El viento hizo lo demás. Hoy sobreviven como taperas en la ciudad.

¿Por qué quedaron deshabitadas? Es posible que, pese a que no se desmoronaron por el fuerte movimiento de tierra, en algún momento se volvieron inhabitables. Es posible que cuando los propietarios originales murieron no hubo descendientes dispuestos a vivir ahí. Es claro que llegado un momento nadie más se interesó en ellas; alguien se fue y nunca volvió nadie.

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